En los años setenta Jaime Sempun y Miguel Amorós firmaron como Los Incontrolados dos escritos sobre la incandescente realidad española, reivindicando así el sambenito infamante que la coalición entre la burguesía republicana y la burocracia política y sindical de 1936 colgó a los revolucionarios que no obedecieron a nadie más que a sí mismos mientras combatían a sus enemigos externos e internos.