Stig Dagerman fue el niño prodigio de las letras escandinavas. Nacido en Älvkarleby (cerca de Estocolmo) en 1923, frecuentó los ambientes anarquistas suecos y se convirtió en un habitual de sus publicaciones. Entre 1945 y 1949, de los veintiuno a los veintiséis años, escribió toda su obra: cuatro novelas, cuatro obras de teatro, un volumen de novelas cortas, cuentos, ensayos y poemas. Se suicidó en la ciudad de Enebyberg en 1954, tras cinco años de silencio literario únicamente roto —dos años antes de su muerte— por esa pequeña obra maestra titulada Nuestra necesidad de consuelo es insaciable (Pepitas, 2020).