Cabezas de tormenta
Montaje de Julián Lacalle
Logroño, abril 2004
Primera edición
ISBN 978-84-96044-41-8
150 págs., 12x17 cms.
Encuadernación: rústica con solapas
Venta y distribución exclusiva en pepitas.net
PVP: 8,00€
Precio web: 7,60€
Agotado

Cabezas de tormenta

Ensayos sobre lo ingobernable

Ilustraciones de Julián Lacalle

Este libro recopila –y revisa– los ensayos más notorios de Christian Ferrer en torno al personas e ideas ingobernables. Acercándonos, con una hermosísima escritura, un pensamiento libertario en estado «puro», sin dogmatismos estériles, sin burocratismo, ni radicalismos de pose, que enturbien «la idea» que ha anidado en las cabezas de muchas personas en todo el mundo: el desvanecimiento total y absoluto de la dominación. Se incluyen: «Átomos sueltos (Vidas refractarias)». «Gastronomía y anarquismo. (Restos de viajes a la Patagonia)». «Misterio y jerarquía.(Sobre lo inasimilable del anarquismo)». «Los destructores de máquinas. (En homenaje a los Luditas)». «Una moneda valaca. (Sobre la resistencia partisana)».

[...] casi no hay anarquistas, o bien sus voces carecen de audibilidad. Quizás nunca hayan existido demasiados, si se acepta que la definición de anarquista supone una identidad «fuerte», esforzado activismo de rendimientos mínimos, y una ética exigente. Las circunstancias históricas nunca les han sido propicias, pero aún así lograron constituirse en «contrapesos» ético-políticos, compensación a una especie de maldición lamada «jerarquía». Quizás el mundo sea aún hospitalario porque este tipo de contrapesos existen. Si en una ciudad sólo acontecieran comportamientos automáticos, maquinales y resignados, sería inhabitable. El anarquismo, pensamiento anómalo, representa «la sombra» de la política, lo inasimilable. Y el anarquista, ser improbable, aun existiendo en cantidades demográficas casi insignificantes, asume el destino de ejercer una influencia de tipo radial, que muchas veces pasa inadvertida y otras se condensa en un acto espectacular. Destino, y condena, porque al anarquista no le es concedido establecer fáciles ni rápidas negociaciones con la vida social actual, y justamente es esa dificultad la que en algún momento de su existencia hace que el anarquista sufra a su ideal como a un embrujo del que no sabe como librarse. Aquella influencia tiene por objetivo la disolución del viejo régimen psicológico, político y espiritual de la dominación. [...]

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