Presentamos aquí una amplia antología de los ensayos breves que Santiago Alba Rico ha venido elaborando en los últimos años. Él suele afirmar que ya no existen filósofos. Sin embargo, su obra expresa la voluntad titánica de despertarse cada mañana antes de que se despierten las cosas —esas que ya nunca se acuestan— y constituye una de las miradas más afiladas, más profundas, más brillantes, más tiernas y más literarias acerca de nuestro mundo y sus encrucijadas.
[...] Durante —digamos— cinco mil años, los humanos hemos ido construyendo trabajosamente una moral terrestre que, de pronto, ha quedado fuera de juego, mientras nuestros cuerpos, viejos como insectos, siguen tratando de aplicar sus reglas y valores en el vacío. [...]
[...] El formidable desarrollo tecnológico determina que sea muy difícil resistir a la tentación de hacer todo lo que se puede hacer, de utilizar todos los recursos y movilizar todos los medios, olvidando que el cine, aún más que la literatura, al igual que la poesía, es sobre todo cocina; es decir, consiste más en descartar que en usar recursos: más en renunciar a imágenes (y palabras) que en acumularlas. Es este un principio general, para la conducta y para el arte: nunca uno debe hacer todo lo que puede hacer. Es bueno que se nos pongan límites, porque un mundo sin límites es un mundo sin mediaciones, sin cuerpos, sin obstáculos y, por lo tanto, sin rodeos y sin deseos. [...]