[...] Precisemos enseguida y de una vez para siempre, que nosotros, Cangaceiros, no procedemos del izquierdismo, anarquista o de otro tipo: no hay entre nosotros ningún antiguo militante. Y ninguno de los nuestros ha estado comprometido de ninguna manera en ningún racket político. La última forma de relación que tenemos con los grupos y organizaciones políticas es la guerra. Todos son nuestros enemigos, sin excepción. No nos situamos en la «frontera de la delincuencia»: somos delincuentes: lo que no quiere decir que «hemos hecho de nuestra situación de delincuentes una situación profesional», tal como dijo un célebre comisario de Marsella. En cambio, nada tenemos que ver, ni de cerca ni de lejos, con el terrorismo. Los desgraciados que se dejan enganchar en esa calamidad son sólo autómatas, ejecutantes de una ideología nauseabunda, al servicio de un aparato de mentalidad policíaca y de funcionamiento jerarquizado: como ya hemos dicho despreciamos a los militantes [...]