Un fotógrafo inesperado
Pepitas de calabaza & Biblioteca Riojana
Logroño, junio 2023
Primera edición
ISBN 978-84-123356-7-5
200 págs., 24.5x30.5 cms.
PVP: 34,00€
Precio web: 32,50€

Un fotógrafo inesperado

[Encuadernación holandesa a media tela]

La casualidad está en el origen de muchos descubrimientos y el del inesperado fotógrafo Jorge Palomo Durán (Madrid, 1885 – Logroño, 1942) es, sin duda, uno de ellos. El fotógrafo apareció de forma azarosa, tres cuartos de siglo después de la muerte del hombre, en una obra en una casa de Logroño. Allí, olvidadas en el interior de dos cajas de madera destinadas a la basura, dormían el sueño de los justos más de dos mil negativos de cristal estereoscópicos en los que el ingeniero Palomo había intentado con éxito preservar la imagen del mundo que vivió. La curiosidad se alió con el azar y el responsable de la obra inspeccionó las cajas antes de tirarlas. No hacía falta ser un experto, aún sin conocer su valor, aquellas fotografías llenas de obras, puentes, trenes, carreteras, de estampas rurales y de aguas merecían la oportunidad de ser estudiadas antes de tirarlas al contenedor. ¡Bendita curiosidad!

Así comenzó la investigación que llevó al profesor José Manuel Ramírez Martínez a identificar al autor, el ingeniero de caminos Jorge Palomo Durán, un hombre infrecuente, de inagotable curiosidad e incansable coleccionista de entusiasmos, y a localizar otra parte importante de su legado que conservaba su familia.

Pese a su indisimulada modernidad, a su exquisita destreza técnica, a su dominio de la luz y a su talento para el encuadre, el fotógrafo Palomo, con sus imágenes, sólo buscó el deleite íntimo, sin pretender nunca o, quizás, ni siquiera imaginar– su exhibición pública. Esa discreción, en claro contraste con un carácter extrovertido tendente a la desmesura, nos permite, en esta exposición, acercarnos casi por vez primera a una obra inédita, personal, sorprendente, original y reveladora de la inagotable curiosidad de un ingeniero humanista.

Jorge Palomo, ingeniero de caminos de la promoción de 1908, empleó la fotografía como herramienta en sus proyectos y como forma de documentar su contribución al progreso. Afán documentalista no ajeno a preservar la memoria visual de las realidades que desaparecían con el desarrollo de sus obras de infraestructura, ni de los variopintos sucesos sociales a los que contribuye como factor y cronista.

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