«Se trata de un libro inolvidable, obra de una mujer asombrosa. La poesía de su prosa, entreverada con meticulosas observaciones científicas, nos transporta al universo primigenio del bosque tropical indonesio en busca del escurridizo orangután. Aprendemos a compartir el amor de Biruté por estos simios pelirrojos tan curiosamente solitarios, y sufrimos con ella al ver cómo la codicia humana destruye poco a poco y sin remisión su hogar ancestral en la selva. Y también descubrimos cómo el sistema de valores del pueblo aborigen al que ha acabado por amar puede impregnar poco a poco la mente occidental. Si lee Reflejos del Edén, se verá transportado a otro mundo. Y no lo olvidará». —Jane Goodall, autora de En la senda del hombre
«Una historia fascinante narrada por una mujer extraordinaria, Reflejos del Edén celebra la dedicación a uno de los proyectos científicos más importantes del siglo. De lectura obligada para los amantes de los animales y del mundo natural». —Elizabeth Marshall Thomas, autora de La vida oculta de los perros
«Cautivador [...]. Gracias a su labor y a la de otros que se adhirieron a ella, hoy entendemos mucho más sobre estos animales. Su descripción, bellamente narrada, muestra el placer y el valor de establecer contactos con otra especie». —The New Yorker
«Fascinante… una obra de una importancia trascendental». —Norman Lear
En Reflejos del Edén, Biruté Galdikas nos desvela los primeros veinte años de su vida entre los orangutanes de Borneo. Quien fuera el «tercer ángel» de Louis Leakey se acercó a estos escurridizos simios pelirrojos como nadie lo había hecho hasta entonces. Los estudió y los protegió, dos tareas con las que sigue comprometida en la actualidad, más de cuarenta años después de su llegada a la región sur de Kalimantan. Y con su labor científica y conservacionista, Galdikas complementó la invesigación que sobre los grandes primates estaban realizando las otras dos protegidas de Leakey: Jane Goodall, cuyo nombre se ha unido para siempre a los chimpancés, y Dian Fossey, que vivió y murió entre los gorilas de montaña africanos.
En 1971, con veinticinco años, Galdikas abandonó los plácidos ámbitos universitarios estadounidenses y se trasladó a las remotas junglas de Borneo, en Indonesia. A la vez que vivía en un improvisado campamento con su marido, se convirtió en la madre suplente de una «familia» de orangutanes que hasta entonces habían estado cautivos. Poco a poco, además, fue adaptándose a sanguijuelas y enjambres de insectos carnívoros, así como a la constante humedad que pudrió sus posesiones antes de transcurrido su primer año de estancia. Su primer hijo pasó sus primeros años de vida en Campo Leakey con orangutanes adoptivos como únicos compañeros de juego.
Los orangutanes salvajes a los que estudió Galdikas y los excautivos a los que rehabilitó se convirtieron en un clan familiar de personajes no menos variopinto que sus compañeros humanos.
Cronista pionera del ciclo vital de los orangutanes, Galdikas también nos habla de las crecientes amenazas que los acechan: los conflictos con cazadores furtivos y leñadores, el tráfico ilícito de orangutanes bebés o las frustraciones a causa de la burocracia oficial. Su relato es una inusitada combinación de epifanía personal, descubrimientos científicos decisivos e impacto internacional. En suma, una vida llena de retos humanos y medioambientales.
Reflejos del Edén es el tercer acto de un drama que ha fascinado al mundo entero: la historia de una primatóloga pionera, una destacada figura mundial en la protección del medio ambiente y una mujer sensacional.