«Eco de liturgia, tintes esperpénticos y regusto de tragedia, un humor perturbador y un compromiso poético insobornable». —Rosana Torres, El País
«Frases desoladoras y demoledoras se van desprendiendo del texto de Calonge, de esa literatura escénica que crea su propio verso. No es barroco ni esperpento, es simplemente un lenguaje único e irrepetible, que es capaz de crear lírica a partir de la repetición». —Yhonatan Loaiza, El Tiempo (Bogotá)
«Calonge imprime una mirada crítica y ácida hacia una sociedad globalizada deshumanizada donde todo, inclusive el arte, forma parte de un engranaje mortal. Con un texto que brilla por su síntesis, con diálogos escuetos, donde una palabra es el disparador que genera múltiples imágenes, alcanza para desarrollar toda una visión estremecedora sobre el triste destino del hombre».—Susana Freire, La Nación(Buenos Aires)
«Siento ante los empeños de Eusebio Calonge y sus compadres de La Zaranda, que son los únicos que en el teatro de hoy siguen buscando la trascendencia y lo sagrado; los únicos que creen que “entre día y día están los sueños”; los únicos que se atreven a proclamar, mientras los listillos alzan su previsible risita, que “el teatro es una herramienta de Dios para comunicarse con el hombre”. Y que la fe es la creación, y la fe es siempre alegre. Eso dice Calonge, más spinozista que Spinoza».—Marcos Ordoñez, El País
Vanas repeticiones del olvido contiene —en una edición preparada por el propio autor— la obra dramática de Eusebio Calonge escrita entre 1992 y 2022 principalmente para La Zaranda, pero también para otras compañías. En palabras del propio autor, estas obras se reúnen con la intención de facilitar «una visión completa, todo el horizonte de un lenguaje. Creo que existen en el mío unas corrientes constantes: la meditación sobre el propio sentido del teatro, una cotidianidad que se rebela contra el sinsentido de su existir, siempre el conflicto con las devastaciones del tiempo, un compromiso con la dignidad humana y una búsqueda de lo trascendente».
Asistir a las representaciones de estos textos es una experiencia transformadora. Una liturgia con recursos «narrativos» que le son tan propios y reconocibles como únicos, que siempre pivotan sobre los grandes temas, con un trasfondo en la muerte y la muerte en vida, y con unos personajes que se asoman constantemente al abismo, pero que de tanta negrura saben extraer una comicidad perturbadora.