¡Viva Rusia!
Pepitas de calabaza & Filmoteca Española
Logroño, marzo 2022
Primera edición
ISBN 978-84-18998-01-0
160 págs., 14.5x21 cms.
Encuadernación: rústica con solapas
PVP: 17,00€
Precio web: 16,15€

¡Viva Rusia!

Prólogo de Manuel Hidalgo

La lectura de ¡Viva Rusia!, cuarta e inédita entrega de la saga cinematográfica dedicada a los Leguineche, permite conocer el desenlace previsto para las grotescas andanzas de la decadente familia de aristócratas creada por Luis G. Berlanga y Rafael Azcona, cuyas peripecias —que habían arrancado en 1978 con el fogonazo de La escopeta nacional— acaban conformando unos nuevos «episodios nacionales» centrados en la sinuosa transición española a la democracia.

Inédito hasta ahora, el guion de ¡Viva Rusia! fue la postrera colaboración entre Berlanga y Azcona, un mano a mano que duró más de tres décadas. La película no llegó a realizarse en el último momento, pero el aprecio del cineasta valenciano hacia su guion —completado con la intervención de Jorge Berlanga y Manuel Hidalgo— quedó patente al depositar su manuscrito en la caja 1034 de la cámara acorazada del Instituto Cervantes como parte de su legado, con instrucciones de no ser abierta hasta el mismo día de su centenario.

 

Ahora, por fin, podemos acceder al muy berlanguiano último capítulo de la saga más célebre y desopilante de la historia del cine español, un texto de gran importancia para la cultura española del siglo xx.

[...] Aterriza un avión.

Luis José baja por la escalerilla, vestido con traje blanco y camisa oscura abierta de solapas. Lleva un brazalete negro y gafas de sol. Luce también un peluquín rubio. De pronto parece recordar algo y vuelve a subir la escalera a contracorriente de los pasajeros, en su mayoría ancianos que despliegan una pancarta que dice: «LOS ÚLTIMOS EXILIADOS SALUDAMOS A LA ESPAÑA DEL 92». A uno lo bajan en camilla, más muerto que vivo, agitando débilmente una banderita republicana. [...]

Las azafatas y el sobrecargo están mirando con curiosidad unas revistas sadomasoquistas. Luis José las coge, poniendo cara de circunstancia. [...]

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