La idea de la Anarquía en España nunca fue monolítica, sino que se fraguó con la práctica y con unas ricas discusiones en la calle, en las fábricas, en los grupos de afinidad, en los ateneos, y con un trabajo editorial digno de reverencia, hasta llegar al intento más amplio y sólido de construir el paraíso en la tierra de los últimos tiempos. Myrtille, gran conocedora de la revolución española de 1936 —a su impresionante trabajo con otros Gimenólogos Del amor, la guerra y la revolución nos remitimos—, emprende un interesantísimo recorrido, sin perder de vista el momento presente, para comprender mejor el desarrollo del pensamiento y la práctica del movimiento libertario ibérico.
Esta obra permite conocer las raíces de las ideas anarquistas, sus impulsos, sus audacias, sus limitaciones y sus grandezas. Y sobre todo sus discusiones fundacionales, que aún siguen vigentes y poco o nada tienen que ver con los ensimismamientos pseudoteóricos actuales.
[...] Los anarquistas rechazan toda ley económica, política o jurídica [...]. Hoy nos paga el burgués. Mañana nos pagaría el Estado. ¿Qué más da? El salario sería la regla siempre, y el salario es precisamente el signo de la moderna esclavitud. Se cambian las formas, pero el fondo subsiste. Quien dependa de un jornal, sea en la forma que fuere, no puede considerarse hombre libre. […] Ni gobierno ni salario. [...] «El 1.° de Mayo» [Imprenta La Puritana, Barcelona, 1892]