Este libro constituye un estudio comparado de la historia social y política durante la revolución española en Barcelona y el gobierno del Frente Popular en París durante el periodo 1936-1939, y se centra en la actitud adoptada por los obreros de ambas ciudades ante el trabajo cuando las organizaciones que pretendían representarlos ejercían responsabilidades gubernamentales en mayor o menor medida.
Michael Seidman (Filadelfia, 1950) es historiador en la Universidad de Carolina del Norte, y está especializado en los movimientos sociales y las modalidades de resistencia individual. Además de Los obreros contra el trabajo, es autor de otros tres libros: A ras de suelo. Historia social de la República durante la guerra civil (Alianza, 2003); The Imaginary Revolution: Parisian Students and Workers in 1968 (2004); y La Victoria nacional: La eficacia contrarrevolucionaria en la guerra civil (Alianza, 2012).
«Camba era el logos, la más pura y elegante inteligencia de España».—José Ortega y Gasset
Reunimos en este volumen lo más significativo de la escritura de Julio Camba entre 1901 y 1907: unos textos que redactó entre los dieciséis y los veintidós años y que muestran el camino recorrido —a ambos lados del Atlántico— por un joven dotado con un talento innato para contar lo que pasa a su alrededor y con la férrea voluntad de intervenir en la realidad que lo envuelve.
[...] En realidad todos estábamos convencidos de que íbamos a hacer la Social, pero no teníamos prisa. La Anarquía nos había encantado a todos, porque la Anarquía era para nosotros, más que una concepción filosófica, un entretenimiento sentimental. En cualquier velada de teatro, en cualquier mitin o en cualquier manifestación pública, la Anarquía tenía expositores elocuentes, mujeres hermosas y canciones aladas; tenía un espíritu alegre, aventurero, cosmopolita, valiente, generoso y artístico; todo lo cual mantenía el entusiasmo de los viejos y suscitaba el de los jóvenes. «¡Oh, justo, sutil y poderoso veneno!», decía, hablando del opio, Tomás de Quincey. Justo, sutil y poderoso es también el veneno de la Anarquía, y ningún fumador de opio, ningún bebedor de ajenjo, ningún tomador de morfina ni de haschis, ha tenido sus sueños poblados de visiones más hermosas que las visiones que pueblan el gran ensueño anarquista. La Anarquía es también uno de los paraísos artificiales, y bien vale la pena visitar este paraíso cuando no se dispone de uno natural. [...]
La gran aventura intelectual del surrealismo agrupó, en los primeros años del siglo xx y a la sombra no siempre protectora del movimiento Dadá, a un reducido grupo literario que acabaría pronto con los gestos y actitudes de la vanguardia rezagada. Contaminó e hizo suyas pintura, escultura, cine y solo la música parece haber estado fuera de su influencia.
Anselm Jappe . Robert Kurz . Claus-Peter Ortlieb.