«Marie-Angélique aparece en pleno Siglo de las Luces y con su mera presencia cuestiona la figura del hombre, de su verdadera naturaleza, del peso de la religión sobre el hombre, del peso de la civilización sobre el hombre. Hace que nos preguntemos qué era el hombre antes de la civilización y, de repente, esa pregunta se convierte en un tema apasionante de estudio para los científicos y los filósofos del siglo xviii». —Isabelle Guyot
Cuando se menciona el término «niño salvaje», a menudo nos vienen a la mente personajes de ficción como Mowgli o Tarzán, pero algunos de estos niños existieron realmente. Poco antes de que lo hiciera Víctor de l’Aveyron —el «niño-lobo» que inspiraría a François Truffaut su filme El pequeño salvaje—, apareció cerca de un pueblo en el norte de Francia una joven que «iba descalza, llevaba el cuerpo cubierto de harapos y de pieles de animales, los cabellos metidos en un casquete de calabaza y la cara y las manos del mismo color que una negra».
Jesús García Rodríguez es madrileño, licenciado en Filología alemana, magister en Traducción e Interpretación, traductor y profesor. Ha traducido el Cantar de los nibelungos (Akal, 2018), a Gherasim Luca (La zozobra de la lengua, El Desvelo Ediciones, 2018) y a Gustav Landauer (Llamamiento al Socialismo, Ediciones El Salmón 2019), entre otros. Desde 1996 forma parte del Grupo Surrealista de Madrid, y del equipo editor de la revista Salamandra.
Basura no es un trabajo de ecología humana sobre las dimensiones, las características y las consecuencias del desperdicio, y sobre las posibles soluciones del problema. Tampoco es una requisitoria moral contra ese desperdicio y contra la exclusión de seres humanos y de pueblos enteros; no es una sucesión de crónicas escandalosas. Por supuesto algo habrá de todo ello, pero el objetivo central es otro: describir cómo la basura, sin que de ello nos demos verdaderamente cuenta, se ha convertido en el fenómeno central de nuestra civilización; el más revelador, el más activo.
[...] La basura es lo que tenemos en lugar del consumo conspicuo de las borracheras tupinambá o las fiestas sacrificiales mexicanas. Es el resultado imprevisto de una especie de orgía al revés, y es irónico que los vertederos parezcan a veces enormes pirámides. Guardar, producir, guardar, aumentar, ahorrar, durar, preservarse: ¿quién diría que el resultado de eso llegaría alguna vez a hacer temer una catástrofe? No vivimos en una sociedad de consumo. Sí en una sociedad consumista, por supuesto. La diferencia no es poca. Es la misma que hay entre la moral y el moralismo, la paz y el pacifismo, la liberalidad y el liberalismo. Hay muchos ejemplos de ese contraste entre la realidad y la pretensión. [...]
Óscar Calavia (Logroño, 1959) es escritor, historiador y etnólogo. Vivió en Brasil entre 1986 y 2017, y durante veinte años fue profesor de Antropología en la Universidad Federal de Santa Catarina. Desde 2018 es directeur d’études en la École Pratique des Hautes Études en París. Es autor de numerosos artículos y de una decena de libros, entre trabajos científicos y literarios, algunos de los cuales han obtenido premios.
«Las cuestiones que desde el primer párrafo plantea Técnica y civilización siguen mereciendo nuestra atención, casi tres cuartos de siglo después de haber sido escritas».—Journal of Technology and Culture
«Un libro extraordinario, de gran alcance, preciso y provocador».—Journal of Philosophy
Técnica y civilización presentó por vez primera su fascinante historia de la máquina y el estudio crítico de sus consecuencias sobre la civilización en 1934, antes de que la televisión, el ordenador personal o internet pudieran intuirse siquiera.
Buril y vitriolo es un selecto y atinado acercamiento a la obra de uno de los grabadores más celebrados —y sin duda más populares— de todos los tiempos: el mexicano José Guadalupe Posada (1852-1913), autor de una descomunal obra, pues se estima que realizó unos 20.000 grabados a lo largo de su vida.
José Guadalupe Posada (Aguascalientes, 1852 - Ciudad de México, 1913) fue un grabador, ilustrador y caricaturista mexicano, célebre por sus dibujos de escenas costumbristas, folclóricas, de crítica sociopolítica y por sus ilustraciones de «calacas» o calaveras, entre ellas La Catrina. Estudió en la Academia Municipal de Dibujo de Aguascalientes y a los dieciséis años, ingresó en el taller de José Trinidad Pedroza. Su primer trabajo importante llegó en 1871, cuando creó una serie de once litografías para una publicación llamada El Jicote.