«La belleza no esconde lo triste y viceversa. Su paisaje humano y físico requiere solo las palabras de los muertos y el relato misericordioso de los vivos. Excelencia literaria». —J. Ernesto Ayala-Dip (Babelia, El País) [Sobre Invierno]
Corren los años treinta del pasado siglo, es la noche de San Juan y los Uceña celebran, como ya es tradición, una suntuosa fiesta por el cumpleaños de don Cosme, el cabeza de familia, en su finca El Espinar. Entre los invitados, además de algunos parientes, la flor y la nata de la sociedad, y la expectación es tal que incluso el cronista del periódico provincial se ha desplazado hasta la casa con un reputado fotógrafo para informar del evento.
Jorge Palomo Durán (Madrid, 1885-Logroño, 1942).
Nacido en Madrid en el seno de una familia acomodada de origen andaluz, Jorge Palomo Durán se convirtió en ingeniero de caminos, canales y puertos en la promoción de 1908, profesión que ejerció sin interrupción durante más de tres décadas en diversos lugares de España.
Los textos incluidos en esta antología fueron publicados en Le Libertaire. Journal du Mouvement Social, periódico editado en Nueva Orleans y dirigido por Joseph Déjacque, quien fue testigo y enlace de primera magnitud entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Peleón, culto y enérgico, los debates que Déjacque plantea no dejan espacio para la tibieza, aunque sabe que «uno tiene que vivir en su siglo», por lo que trata de conjugar las ideas más radicales —y con amplitud de miras— con una realidad muy poco halagüeña, por no decir descorazonadora.
[...] La Libertad es la Libertad: seamos sus profetas, todos nosotros, que somos sus videntes. El día en que se comprenda que el organismo social no debe ser modificado sobrecargándolo de complicaciones, sino simplificándolo; el día en que ya no se trate de demoler una cosa para sustituirla por otra similar, aunque rebautizada y multiplicada, ese día habremos destruido de arriba abajo el viejo mecanismo autoritario y propietario y reconocido la insuficiencia y la nocividad tanto del contrato individual como del contrato social. Entonces, el gobierno natural y el intercambio natural [...] se elevarán majestuosos y benéficos en el seno de la humanidad regenerada. Entonces, también, el gobierno autoritario y propietario, el intercambio autoritario y propietario, esa maquinación sobrecargada de intermediarios y de signos representativos, se hundirá, solitario y abandonado, en el lecho desecado de la antigua arbitrariedad. [...]
Joseph Déjacque (París 1821-1865) nació en un barrio proletario y peleón. Huérfano de padre, su madre se preocupó mucho por su educación. Pronto dio muestras de su gusto por la lectura y la poesía, aunque tuvo que ponerse a trabajar a los doce años. Durante la revolución de 1848 participó en los grupos de discusión del momento y colaboró en el periódico La Voix des Femmes. En esa época fue enviado a prisión (la misma suerte que corrieron otros quince mil rebeldes). En 1851 publica su primer libro, Les Lazaréennes.
«Los textos de Santiago Rosero, reunidos bajo el título , despliegan su mirada sobre una ciudad que lo ha sido todo: luz, Ilustración, capital del inconformismo, sinónimo de literatura, revolución, teoría, inmigración. Santiago Rosero conoce el peso sobre sus hombros y sabe que para escribir desde y sobre París la única apuesta posible es la mirada propia. Eso es lo que tienen aquí. Una ruta de viaje o, si quieren, un mapa personal de París.
Santiago Rosero (Quito, 1978) es periodista especializado en periodismo narrativo y literatura de no ficción. Tiene una maestría en Ciencias Sociales por la Flacso, Ecuador, y una licenciatura en Periodismo y otra en Gastronomía por la Universidad San Francisco de Quito. Sus trabajos se han publicado en medios como Rolling Stone, Gatopardo, Etiqueta Negra, Travesías, Mundo Diners, Soho, Feuilleton, La Tercera y El Universal. En 2012 publicó la investigación académica El periodismo cultural en los medios ecuatorianos.
«He vivido en todas partes, salvo entre los intelectuales de esta época».—Guy Debord
Pasan los años y, lejos de diluirse entre la cháchara del tiempo, el pensamiento de Guy Debord (1931-1994) —su aportación teórica y práctica— se percibe con mayor nitidez. Muy a pesar de las múltiples operaciones políticas, mediáticas o policiacas que han tratado de desactivarlo, sus contribuciones siguen siendo extremadamente valiosas. Su análisis riguroso y novedoso del mundo en el que vivimos —y su intento de combatirlo—, su clarificación sobre las fuerzas que lo dirigen, lo condicionan y nos gobiernan, ha llegado mucho más lejos que el de ningún otro pensador contemporáneo.
«El espectáculo no es, por tanto, un mero añadido del mundo, como podría serlo una propaganda difundida por los medios de comunicación. El espectáculo se apodera, para sus propios fines, de la entera actividad social. Desde el urbanismo hasta los partidos políticos de todas las tendencias, desde el arte hasta las ciencias, desde la vida cotidiana hasta las pasiones y los deseos humanos, por doquier se encuentra la sustitución de la realidad por su imagen. Y en este proceso la imagen acaba haciéndose real, siendo causa de un comportamiento real, y la realidad acaba por convertirse en imagen».
«El principal enemigo del espectáculo es ahora el espectáculo mismo: sus fracciones rivales ponen en circulación una masa de informaciones falsas o inverificables que dificultan los cálculos incluso a los administradores supremos de la sociedad. Su problema principal es que el abandono de toda lógica, de todo sentido histórico, de toda relación con la realidad hace finalmente imposible toda gestión racional de la sociedad, incluso desde el punto de vista del espectáculo mismo».
Pedro Bádenas de la Peña (Madrid, 1947) es filólogo, traductor e investigador del csic, especializado en la literatura clásica, de Bizancio y neogriega. Ha traducido lo mismo a Esopo, Píndaro y Esquilo que a Seferis, Elytis, Ritsos o Cavafis; en 1994 recibió el Premio Nacional de Traducción. Dirigió la revista Erytheia, publicada por la Asociación Cultural Hispano-Helénica, de la cual fue socio fundador.